Estamos en época de castañas, momento de celebrar Todos los Santos o Halloween, lo que más nos guste, y aunque hace calor no he podido resistir la tentación de comprar castañas, y eso siempre me trae a la memoria las paradas en donde vendían castañas asadas y boniatos calentitos ¡que entonces ya hacía frío y no como ahora! y también acordarme del famoso cuento de Juan Ferrándiz de "Mariuca la castañera", no sé, es una especie de asociación de ideas que tengo, tipo: Castañas-frío-Mariuca ¡cosas mías!
Y claro, hablar de Juan Ferrándiz, del que soy admiradora incondicional ya lo sabéis, es hablar de sus postales y sus cuentos, aquella colección de cuentos troquelados que tuvieron un gran éxito que llevaban un pequeño objeto característico, como, por ejemplo, la paleta de remover castañas de Mariuca o el silbato de "El urbano Ramón".
Mi hermana y yo coleccionamos esos cuentos, no todos, pero sí la mayoría de ellos.
He encontrado muchos de esos cuentos troquelados por la red pero he elegido a aquellos que teníamos y que yo guardo todavía en algún lugar del altillo ¡o vete a saber por donde paran! y que seguro aparecerán cuando menos me lo espere, que es lo que suele suceder.
"Barba Azul de Perrault" llevaba un juego de llaves, "La ratita presumida" llevaba una escobita, "El abanico de la verdad" un abanico y unas gafas el de "Olga y Jorge en vespa"
No recuerdo que llevaba el chico de "La flauta mágica" es fácil imaginar que una flautita y fácil también que esos objetos se perdieran con el tiempo, porque la última vez que los vi ninguno de ellos lo llevaba.
Y este último cuento, en catalán, es el que compré a mi hija y que guardamos junto con los que yo tenía, es "L'ángel de la pluja" un cuento desconocido para mi y que formaba parte de una nueva edición de cuentos troquelados de 1988 porque aún estaban a la venta en librerías y creo que aún lo están.